17 Apr
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La tecnología tiene una afectación directa en los hábitos de lectura ya arraigados, es por esto que, el gobierno desde varias dependencias académicas y por departamentos, realizó en Colombia, La Encuesta Nacional de Lectura -Enlec 2017, arrojando como resultado que el dispositivo electrónico más usado para leer fue el celular 90,2%.

La entidad pionera para la realización de la encuesta, fue La Red de Bibliotecas de la Fundación EPM, implementando la recolección y medición de la información indicando como el hábito lector puede ejercerse tanto en lo digital como lo impreso.

La nueva Encuesta,  en la que está vez, se incluyeron las zonas rurales, la población infantil y los materiales digitales, demuestra que en Medellín un 33,0%, les gusta leer, el 38,0%, lee libros por desinterés, y un 28,3%, no le gusta, asimismo, cómo el uso asiduo de los medios electrónicos, han cambiado el interés en los libros.

En Colombia, según la revista dinero, el promedio de lectura estaba entre 1.9 y 2.2 libros al año, mientras que en Argentina era de 4.6, en Chile de 5.3 y en España es de 10.3, dejando al país en una cifra baja en comparación a otras culturas.

Sin embargo, para Manuela Correa Gil, magíster en comunicaciones, modalidad investigación “Las nuevas tecnologías han enriquecido la forma como la literatura se acerca a la gente, debido a que, la forma de relacionarse de las personas con los dispositivos digitales ha provocado cambios en la forma como se consumen contenidos literarios”.

Por otro lado, el anexo de asistencia a bibliotecas de La Encuesta Nacional de

Lectura- ENLEC- 2017, afirma que, en Medellín el 67,0%, de las personas de 5 años y más, no habían visitado bibliotecas en los últimos 12 meses. Un porcentaje desigual a la lectura virtual.

A su vez, en su texto, “La lectura en el entorno de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación”, el profesor de la Universidad Javeriana Eduardo Gutiérrez, indica, que no es el libro en sí o la pantalla del computador la que genera un cambio, sino que es la manera en que cada uno de ellos se integra a las necesidades de los sujetos en sus procesos de acceso a la información y a suplir sus necesidades.

El Ministerio de Educación Nacional, en su boletín “Altablero”, define como en la lectura de libros, el propósito que sobresale es el instruccional, debido a que, se lee especialmente en ciertas edades, para responder a una obligación, ahondando en las desigualdades entre los que poseen mayores niveles educativos y los que tienen menos educación.

Con respecto a lo anterior, Hernán Darío Múnera Espinal, economista magíster en desarrollo sostenible y docente universitario, consideró que “el hábito de la lectura en los universitarios, se ha generado por la misma práctica pedagógica, condenando a los estudiantes universitarios al oscurantismo académico”. 

Asimismo, “entonces la tecnología, debe ser concebida como mediadora entre el estudiante y el conocimiento”. Concluyó Múnera.


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